Aquella mañana se despertó nublada y con una fina pero molesta llovizna. Dumbledore anunció la muerte del muchacho en la cena de la noche anterior, incluso avisó a su familia, pero nadie reclamó su cuerpo… Solo unos pocos estaban afectados por aquella tragedia, entre ellos el director de Dumstrang, que a penas había pasado aquella noche por el Comedor.
Estaba sentado al lado de la cama del muchacho, en silencio… No podía creer que estuviera muerto… Habían conseguido quitarle el virote del costado y le habían cerrado del todo la herida. Pero aún así no se movía y estaba pálido como el mármol, como si en verdad fuera una exquisita imitación del cuerpo del joven mago.
-Igor… Vamos a llevárnoslo ya- dijo Dumbledore, colocándose al lado del hombre. Karkarov se levantó con cuidado, apretando paternalmente los hombros del muchacho, antes de girarse y salir de allí mientras introducían al muchacho en el ataúd aún abierto para la ceremonia.
Ella, sin embargo, ya estaba allí, de pie delante de las sillas que se habían colocado delante del lago, donde sería enterrado el muchacho. Vestía una túnica negra, larga, y llegaba el pelo recogido en un moño bajo. Sus ojos estaban irritados de tanto llorar y sus mejillas sonrosadas por el esfuerzo… Sin embargo ya no lloraba, no tenía fuerzas ni lágrimas para derramar.
-Divi…- la voz de su amiga la sacó de su ensimismamiento y giró el rostro hacia ella. Allí estaba Ytz, también vestida con una túnica completamente negra y el pelo recogido en una coleta alta… A Divi le pareció que nunca la había visto tan guapa pese a ser un momento tan triste. Tranquilamente, Ytzria se acercó a su amiga y se abrazó a ella, acariciando sus cabellos con la misma ternura de siempre. Entre ellas las palabras sobraban… Un simple gesto les bastaba para calmar a la otra, para comunicarse,…
Al momento, las dos muchachas estaban encerradas entre los cuerpos de los dos gemelos y de Lee, que se habían unido al abrazo, en silencio… Un grupo sólido, un grupo en el que el mínimo dolor de uno era compartido por todos ellos y, en ese momento, una nube de tristeza parecía cubrirlos a los cinco.
Poco a poco, el lugar fue llenándose de gente que tomaba asiento en silencio. En la primera fila estaban Karkarov y otro muchacho joven, Iván, que era el mejor amigo de Marcus de su escuela, junto a tres profesores de Hogwarts, entre ellos Lupin. Y al otro lado del pasillo, los cinco amigos, en silencio, mirando al frente. El silencio era sepulcral pese a haber tal cantidad de gente… tan solo el continuo repiqueteo del agua sobre el lago rompía aquella atmósfera de tensión.
Y por el pasillo apareció Dumbledore, caminando con paso lento, tranquilo… Su túnica, ahora negra, ondeaba con cada paso que daba, al igual que su larga barba plateada. Y detrás, flotando en el aire, le seguía el sepulcro del muchacho, al mismo paso al que el Director caminaba. Pero solo unos poco, entre ellos Divinity, pudieron ver que, en realidad, dos thestral tiraban del ataúd, siguiendo a Dumbledore hasta el lugar donde debería ser posado. Con un movimiento de la mano, el ataúd fue soltado de los portadores, y se posó, lentamente, sobre una preciosa mesa de mármol, adornada con multitud de flores recién traídas. Divi emitió un pequeño gemido sordo, tapándose la boca con las manos y apartando la vista de allí hacia un lateral donde, para su sorpresa, había un enorme cánido negro sentado, con la cabeza agachada… Si no hubiera estado tan lejos, habría jurado que le estaba viendo llorar.
- Mal momento nos reúne aquí...- dijo Dumbledore, acaparando la atención de los allí presentes, que se pusieron todos de pie a la vez, mirando hacia el director… Karkarov seguía tan serio como siempre, sin embargo, sus ojos reflejaban la misma tristeza que sufría el interior de su alma -Una despedida siempre es amarga pero recordad que no es un adiós para siempre. Marcus Stendhall no era de este colegio y los muros que flanquearán su descanso eterno son para el prácticamente desconocidos. Pero igual que aquí encontró la muerte hallará la vida y el descanso eterno.
>>No quiero ver rostros tristes- continuó el director tras un minuto de silencio, mirando a los que se encontraban en las primeras filas, incluso al cánido, que también estaba de pie, con la cabeza aún agachada, temblando, con el negro pelaje completamente adherido a su piel - Marcus fue a un lugar mejor...un chico extraordinario como el no debe caer en el olvido…- de oyó un pequeño ruido, casi imperceptible, y un leve gemido. Pese a que todo el mundo seguía quieto, sin alzar la mirada, Sirius alzó la cabeza y las orejas, mirando hacia el féretro… ¿Ha salido de allí el ruido?
Justo cuando Dumbledore iba a continuar, se oyó un profundo respirar, como alguien que, a punto de ahogarse, coge aire para llenar sus pulmones, y Marcus se incorporó de su nuevo lecho, emitiendo un largo gemido de dolor, llevándose la mano al costado. Los alumnos comenzaron a gritar y a correr, asustados, mientras los profesores intentaban poner algo de orden.
-¡Ay mi madre!- murmuró George, mirando hacia el féretro extrañado mientras Karkarov se levantaba, temblando y caminando hacia el féretro, con los ojos abiertos como platos.
-Ma… Marcus…- murmuró, sin poder creérselo. Se oyeron un par de alegres ladridos y el cánido empezó a hacer cabriolas, alegremente, antes de salir corriendo, seguido de Remus, que intentó cazarlo antes de que se alejara demasiado.
-Es… es…- tartamudeó
-Ya está… ven… vamos a la enfermería a que te miren bien- murmuró el director, en su propia lengua, mientras Marcus, asentía, temblando como un cachorrito asustado al ver a tantos curiosos a su alrededor.
Dumbledore, que ya le había dado la orden a Madame Pomfrey de que preparara la enfermería para el chico, se acercó hacia Karkarov y Marcus, posando su mano en el hombro del chico, con cuidado.
-Menudo susto nos diste, hijo… Vamos, os acompañaré a la enfermería- y, sin decir más, entre los dos directores, ayudaron a Marcus a caminar hacia la enfermería mientras Divi, los gemelos e Ytzria les observaban marchar.
-Qué mal rato nos ha hecho pasar el muchacho ¿eh?- la voz de Lupin sonó, tranquila, detrás de los amigos, que se volvieron rápidamente hacia él.
-Ahora sí que Divi no debe juntarse con ese tipo- dijo George, negando con la cabeza y con las manos mientras Ytzria y Divi le miraban, curiosas -¡Esas cosas solo pasan en pelis de muggles y zombies! ¿A que sí hermano?- preguntó, muy seguro de sí mismo, buscando el incondicional apoyo de su gemelo.
-¡Ya ves tío! Menudo yuyu que da eso de que venga un muerto y se levante- asintió, fingiendo como si le diera un escalofrío de asco por todo el cuerpo.
-Quizá solamente estuviera en estado comatoso o bajo la influencia de algún tipo de encantamiento para dormir- aclaró Lupin, mirando a los gemelos, que negaban firmemente, en sus trece, mientras las dos chicas, ya más tranquilas, reían por lo bajo, mirando a los gemelos… ¡Menudas ideáis tenían!
-Que no, Lupin, que no me lo creo- negó George, mirando nuevamente a su gemelo -¿Nos vamos a investigar, Fred?
-Vayamos, George.
-No intentes evitarlo Lupin. Intentar pararnos seria como intentar parar el viento...por algún lado siempre nos colamos- rió travieso y, alzando la mano para despedirse, los dos gemelos salieron de allí, rápidamente, abrazados por los hombros, con las cabezas juntas, cuchicheando entre ellos.
Cuando los gemelos consiguieron llegar a la enfermería, Pomfrey estaba terminando de limpiarle la herida a Marcus que, del esfuerzo de levantarse, se había vuelto a abrir y sangraba.
-No se mueva, señor Stendhall… Sé que escuece, pero enseguida estará bien- dijo la mujer justo cuando George abrió la puerta, pasando al interior, con la cabeza bien alta, mientras su hermano le seguía, con las manos metidas en los bolsillos y silbando por lo bajo.
-¡Paso! ¡Inspección sorpresa!- dijo George, con una amplia sonrisa en los labios, colocándose frente a Pomfrey que los miró con ambas cejas enarcadas.
-Señores Weasley, nada de agobios que el muchacho necesita descanso- les regañó, pero Fred alzó las manos, dedicándole una de sus acostumbradas medias sonrisas.
-No se preocupe, serán cinco minutos, Madame Pomfrey. Por cierto, está usted muy guapa esta mañana- le guiñó el ojo, remolón, antes de mirar a Marcus, señalando a su hermano y luego a él –Él es George y yo Fred.
-Primera pregunta… ¿Por qué te has levantado? ¿No se supone que estabas muerto?- Marcus enarcó ambas cejas, en silencio, simplemente mirando a uno y a otro.
-Hermano, con más firmeza, que no te contesta- murmuró Fred, animando a su hermano, que carraspeó, asintiendo.
-Segunda pregunta ¿Por qué no te despertaste antes? ¿Estabas esperando al momento oportuno?- pero Marcus tampoco contestó, sino que se limitó a chasquear la lengua, acomodándose un poco más en la cama –Bueno, pues tercera pre…- pero antes de poder continuar, Marcus se adelantó a hablarle, firme, autoritario, con los ojos entrecerrados.
-Primera y única pregunta ¿Por qué no dejas de hacer el gilipollas de una jodida vez y te pierdes tú solito? Nos harías un favor a todos- murmuró, sin alzar el tono de voz. George se quedó callado, con la boca entreabierta, sin saber qué contestar, mientras Fred le daba un golpecito en el hombro con el dedo.
-Hermano, no deberías dejar que se te rebele…Vamos, muéstrale lo que es un Weasley- murmuró, tan picajoso como siempre, pero george simplemente le puso mala cara y se giró, dignamente, saliendo de allí… Fred se rascó la nuca, sonriendo pillo, y se reclinó hacia Marcus -. Perdona a mi hermano, tío… Está con la regla y le afecta- soltó una sonora carcajada y salió de allí corriendo, en busca de su gemelo.
Mientras tanto, Divi estaba sentada en uno de los bancos, con Ytzria, ambas abrazadas… Cuando algo le pasaba, no sabía por qué, pero se sentía muy segura entre los brazos de su amiga, con si solo ella pudiera disipar su dolor, como si solo ella la entendiera. Divi mantenía la cabeza apoyada contra su pecho mientras su amiga enredaba sus dedos entre sus rizados cabellos.
-Divi…- susurró la muchacha, mirando hacia su amiga -¿Estás mejor?- la bruja asintió suavemente con la cabeza, alzándola para poder clavar su violácea mirada en los grises ojillos de su compañera.
-Sí, muchas gracias- susurró, dedicándole una media sonrisa mientras se incorporaba con cuidado -. La verdad es que ha sido todo muy extraño… No sé ni cómo me siento- arrugó ligeramente la varicilla y, justo cuando iba a decir algo, Fred y George salían del Castillo; George refunfuñaba algo por lo bajo y Fred reía burlón, con las manos cruzadas detrás de su cabeza.
Ytzria, en cuanto les vio, alzó la mano para avisarles de dónde se encontraban, y los gemelos corrieron hacia ellas rápidamente.
-Menuda cara traes, George- dijo Divi en cuanto le vio, enarcando ambas cejas -¿Ha pasado algo?- los gemelos tomaron asiento a los lados de las chicas, como siempre, mirándolas.
-Pues sí- contestó George, malhumorado -. Ese… ese estúpido de Dumstrang me ha dicho que me pierda yo solito… ¡A mi! ¿Os lo podéis creer?
-Algo harías, George, que nos conocemos… ¿Verdad Ytz?- dijo Divi, mientras su amiga asentía firmemente, arrugando la naricilla.
-¿Le hicisteis alguna de vuestras bromitas pesadas?- preguntó Ytz, mirando hacia los hermanos, pero Fred se adelantó a George, negando, comenzando a reír por lo bajo.
-¡Que va! Pero éste le atosigó a preguntas estúpidas- se burló, aguantándose la risa, mientras George resoplaba largamente.
-Es que no me parecía normal que reviviera así porque sí- se justificó George. Divi e Ytzria se miraron un instante, poniendo los ojos en blanco, antes de que la primera se levantara, estirándose largamente.
-Menudo par estáis hechos…- dijo Divi, mirando a los dos hermanos antes de detener la mirada en Fred -. Anda Fred, acompáñame un momento a ver si encuentro a Remus antes de que se vaya- el pelirrojo asintió, poniéndose de pie rápidamente y pasándole el brazo por los hombros a su prima, firmemente.
-¿Nos vemos después, tío?- preguntó George, mirando hacia su gemelo, que asintió firmemente.
-Claro que sí. Seguro que tardamos dos minutos en encontrar a Lupin- y sin decir más, los dos se alejaron caminando tranquilamente hacia el castillo, ya sueltos.
Cuando estuvieron a una distancia más o menos prudencial para que los otros dos no les oyeran, Divi fue la que habló primero, mirando hacia el pelirrojo.
-¿Se lo vas a pedir al final?- preguntó, alisándose con cuidado la túnica, mirando de reojo a Fred, que emitió un largo suspiro.
-Pues creo que al final no- contestó tras una pequeña pausa, mirando de reojo a su prima, que enarcó ambas cejas, curiosa –Verás, si la invito será demasiado evidente que me gusta ¿no? Y lo que quiero es gustarle también a ella.
-Fred… ¿Te estás dando cuenta de que lo que estás diciendo es una somera gilipollez?- preguntó Divi, pero Fred alzó la mano, como pidiéndole esperar antes de hablar.
-Mira, yo le pido ir al baile conmigo a Angelina ¿no? Entonces seguro que Ytzria se fija más en mí porque está celosa de que no vaya con ella- explicó Fred, con una amplísima sonrisa en los labios, mirando a Divinity, que emitió un largo y cansado suspiro, negando.
-Fred… Sabes que eso no ocurrirá así. Si quieres conquistar a Ytzria deberías pedirle que fuera contigo al baile, no invitar a Angelina. Sabes que Ytz, en vez de ponerse celosa, te ayudará a que acabes saliendo con esa chica y será peor- se encogió de hombros, tranquilamente.
-¡Eso es mentira! Ytzria no haría algo así… Si le gusto, seguro que corre a apartar a Angelina de mi- asintió, firmemente, mientras Divi reía por lo bajo, posando una mano sobre el brazo de su primo, apretándolo suavemente.
-¿La conoces desde hace cinco años y aún no has aprendido a comprenderla? Ya lo verás, Fred… Angelina acabará coladísima por ti e Ytzria haciendo de consejera para que estéis juntos- aseguró la rubia, ladeando ligeramente la cabeza hacia un lado.
-Eso ya lo veremos- contestó Fred, un tanto fastidiado, torciendo el gesto ligeramente antes de volver a mirar a la muchacha -¿Tú con quién irás?- peguntó de repente, sonriendo pillo, a ver si le sacaba algo, pues nunca, en ningún momento, la había oído hablar sobre chicos y esa parecía una buena ocasión para sonsacarle algo.
-¿Yo?- preguntó Divi, señalándose a sí misma, con la cabeza ladeada –Con nadie… de momento nadie me lo ha pedido y dudo en verdad que lo hagan… ¡Anda! Allí está Remus- sonrió al ver a su padrino que, ya listo, caminaba hacia las verjas de salida del Castillo -. Voy a despedirme y nos vemos dentro de un rato ¿vale?- Fred asintió, posando una mano en la cabeza de la rubia para despeinarla traviesamente.
-¡Vale enana!
-¡¡No soy enana!!- se quejó la rubia, sacándole la lengua, antes de salir corriendo hacia su padrino, rápidamente, para despedirse de él.
Fred la observó marchar, pensativo, acariciándose ligeramente la nuca… ¿Tendría razón? Si invitaba a Angelina en vez de a Ytzria al baile… ¿Le saldría bien la cosa o acabaría metido en algún lío de faldas que no le convenía? Acabó por resoplar, confuso, y se giró en dirección al castillo: Ya lo hablaría con su hermano y él seguro que le aclararía las dudas.
1 comentario:
Pedirle consejo a su gemelo, una lógica aplastante, vamos... si a esos dos no se les ocurre na bueno XD
A ver que pasa en el baile, porque supongo que habrá baile, ¿no?
Un besote
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