domingo, 29 de junio de 2008

Hogwarts: La escuela de Magia y hechicería

El tiempo pasaba y pasaba en la residencia de los Prewett y pronto Divinity se convirtió en toda una muchachita. Su cabello había crecido tanto que, incluso rizado, le llegaban ya a la mitad de su espalda, reflejando con destellos dorados la luz del sol, y sus violáceos ojillos habían recuperado la viveza de su niñez, brillando más intensamente que nunca.

Enseguida llegó el año de su 11 cumpleaños y durante el caluroso mes de Julio, una preciosa lechuza negra llegó al poco de alzarse el sol en el firmamento, repiqueteando en la ventana de la habitación de la niña, que aún dormía placidamente. Al oír el incesante sonido que el pico de la lechuza producía contra el cristal, emitió un leve pero largo quejido de molestia y, tras maldecir un poquito por lo bajo, se levantó desperezándose y abrió la ventana, dejándola entrar casi sin haber llegado a enfocar del todo lo que la rodeaba. La lechuza se adentró en la casa, dio un par de vueltas alrededor de la habitación y dejó caer sobre la cama de la niña una carta, saliendo a continuación por la ventana tan rápidamente como entró. Divinity parpadeó un par de veces y se acercó a su cama, cogiendo la carta entre sus manos para observarla con detenimiento. En el sobre, con letras color esmeralda y una caligrafía impecable, rezaba su nombre completo junto con su dirección y, en el reverso, el nombre de Albus Dumbledore y, cerrando la carta, un sello color carmesí. En cuanto reconoció el sello, salió corriendo de la habitación, bajando las escaleras descalza hacia la cocina, donde sus padres desayunaban.

-¡Mamá! ¡Papá!- gritó mientras saltaba de dos en dos los escalones apresuradamente. Los gritos de la niña hicieron que tanto Albert como Jess se levantaran rápidamente, saliendo de la cocina con el corazón en un puño, pensando que algo grave le había pasado a su pequeño tesoro.

-Divi, cariño, ¿Pasa algo?- preguntó precipitadamente Albert al ver a la niña, que recuperaba el aliento jadeante mientras asentía, con una radiante sonrisa adornando su rostro, lo que delataba su extrema felicidad en ese momento.

-Ha... ha llegado esto- susurró alzando la carta. A penas vieron el sobre que la niña tenía levantado sobre su cabeza, Albert y Jessica abrazaron a Divi, alzándola en volandas.

-¡Es genial mi pequeña!- exclamó Jessica.

-¡Te han admitido en Hogwarts!- rió Albert -¿Sabes que allí nos conocimos tu madre y yo?- la muchacha a penas podía hablar... entre que sus padres la abrazaban fuertemente, casi asfixiándola, y que no paraban de hablar, no podía ni abrir la boca para decir nada.

-¡Ay! Qué años aquellos- suspiró Jessica con un brillo especial y melancólico en sus dorados ojos, sumida en los recuerdos de su juventud en la escuela, donde tantísimas cosas vivió.

-Además tus primos Percy, Fred y George estudian allí- esa afirmación por parte de Albert hizo que la ilusión empezara a invadir su cuerpo. Sus primos, encima dos de sus favoritos, estarían con ella un curso entero. Ciertamente, ese año les había echado muchísimo de menos, ya que cada vez que iban a visitar a Molly y a Arthur, Divinity simplemente llegaba a ver a Ron y a la pequeña Ginny.

-¿De... de verdad? ¿Los primos están allí?- preguntó incrédula cuando pudo soltarse de los brazos de sus padres, que la miraban orgullosos. Albert asintió con un suave movimiento de cabeza y Divi empezó a saltar alegremente, entre grititos de alegría.

-Habrá que ir al Callejón Diagón a comprar los materiales necesarios- reflexionó Albert un instante, mirando hacia la ventana que daba a la calle.

-Sí, cariño, eso ya lo sé... ¡Divi! ¿Qué te parece si le escribo a la tía Molly y le decimos que te han admitido y que si vamos con ella y tus primos el mismo día a comprar las cosas?- preguntó Jessica acercándose a su hija, que la miraba con una radiante sonrisa en los labios... Otras personas quizá no, pero a sus tíos y a sus primos los quería con locura y siempre que pensaba en ellos sus ánimos parecían crecer de un modo vertiginoso. Asintió a las palabras de su madre y subió rápidamente las escaleras hacia su habitación. Estaba decidido: iría a la escuela de magia, se convertiría en una gran bruja ya demás lo haría en compañía de sus primos. Parecía que por fin todo iba por buen camino.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Parecía que por fin todo iba por buen camino."

Ahí ahí, dando pistas xDDDDDD Muy chula la nueva entrada, a ver si la lían en el callejón Diagón o algo así. ¡Queremos diversión con los gemelos wesley!

Salu2! ^^

Anónimo dijo...

Wee un momento de ilusión. *_* Que monísima que es la jodía. Sigue así cariño, que lo haces genial. Un besote enorme.

Divinity_Black dijo...

Jajajajaja ya veremos lo que pasa, ya =P La semana que viene más!!! Que empieza una de las dos entregas del callejón Diagón ò.ó ñañañaña XDDDD

Besitos a tod@s y gracias por vuestros comentarios!!! *___* Os kiero!!!