sábado, 23 de agosto de 2008

CAPÍTULO 1: En la Estación de King's Cross

Era 1 de Septiembre y el ansiado día había llegado por fin. Los primeros rayos de sol se colaban por entre los resquicios de la ventana, iluminando tenuemente la habitación de la muchacha, que aún dormía tranquilamente, cubierta por una sábana blanca que protegía sus brazos de la brisa que entraba por la ventana. Repentinamente un ligero cosquilleo recorrió la mejilla de la bruja, la cual apretó los ojos, emitiendo un levísimo gemido de molestia mientras balbuceaba en sueños.

-Jo, mamá… que es temprano aún y el baúl ya está preparado- se llevó la mano a la nariz y se rascó levemente, acurrucándose de nuevo en la cama, pero a su lado, en vez de escucharse la voz de Jessica, se escuchó un leve gorjeo, por lo que la muchacha se levantó de golpe, sonriendo con amplitud –¡Yanis!- exclamó Divinity al reconocerla, acariciando con la punta de sus dedos el níveo plumaje del animal – Vaya, pensé que ya me esperarías en la escuela… Como te mandé con una carta para Lee…- sonrió la muchacha. La lechuza se dejó arrullar encantada, moviendo la cabecita de un lado a otro mientras la bruja le rascaba el cuello. Al momento, Divinity se levantó de un salto, con Yanis en su brazo, y bajó corriendo las escaleras hacia el piso inferior, donde su madre, ya en la cocina, preparaba el desayuno para ambas, ya que Albert se había marchado temprano para el Ministerio. Cuando Jessica oyó bajar a Divinity, se giró hacia la puerta de la cocina mientras dejaba una jarra de leche caliente en la mesa, al lado de un plato con dos tostadas.

-Buenos días, mi sol ¿Cómo estás?- Jess sonrió a su hija, abrazándola con cuidado nada más tenerla al lado. Divi se abrazó a su madre y besó su mejilla suavemente, dejándose envolver por ese aroma a frambuesa que tanto la caracterizaba siempre.

-Buenos días mamá ¿Has visto? Al final Yanis ha regresado pronto- sonrió orgullosa mostrándole la lechuza a su madre, la cual alargó el brazo para acariciarla.

-Si, la verdad es que Yanis es una lechuza muy veloz… Espero que me la mandes de vez en cuando con noticias- dijo amablemente la mujer mientras se dirigía hacia uno de los armarios, sacando una bolsita de cuero y un plato. Abrió la bolsa y sacó unos cuantos trozos de carne cruda que depositó en al plato para Yanis -. Hoy he pedido la mañana libre en el Hospital para poder acompañarte a la estación. Así de paso también veo a tu tía Molly y a tus primos, que me han dicho que Bill y Charlie están aquí- dejó el platito en la mesa y Yanis se abalanzó velozmente hacia él, dando buena cuenta de la carne que Jessica le había puesto.

-¿De verdad? ¿Bill y Charlie? ¡Hace muchísimo que no les veo!- exclamó sentándose en la silla, sonriendo ampliamente -. Seguro que con los dragones Charlie se ha vuelto tan fuerte como Bill- Jess rió suavemente y se sentó delante de su hija, observándola atentamente mientras ésta desayunaba con tranquilidad, pues aún le quedaba tiempo hasta la hora de irse.

-¿Sabes Divi? No sé por qué en casa y con tus tíos eres tan abierta y luego, a la hora de conocer a otra gente te cierras tanto en ti misma. Hasta la mirada te cambia, cariño- dijo Jess mientras exhalaba un largo suspiro. Divinity parpadeó un par de veces, posando su violácea mirada en los ojos de su madre y se limitó a encogerse de hombros.

-No me gustan los desconocidos, mamá, solo es eso- contestó mientras se llevaba el vaso de leche a la boca, limpiándose a continuación con la servilleta.

-¡Ay! Que rara eres a veces hija mía- bromeó su madre, levantándose para recoger el plato de su hija y la taza -. Anda, sube a vestirte que hay que hay que ir a la estación- a penas pudo terminar de decir aquello la mujer, cuando la niña salió disparada hacia las escaleras, subiendo al piso de arriba para vestirse… Por fin iba a volver a Hogwarts y a ayudar a sus primos con las bromas.

No tardó ni 10 minutos en bajar, vestida con unos vaqueros bastante anchitos, una camiseta de media manga color azul celeste y una gorra puesta de lato, lo que le daba un aspecto bastante cómico pero a la vez encantador. Además de eso, ya bajaba el baúl, tirando con ahínco del asa, arrastrándolo por las escaleras y armando un gran jaleo al hacerlo. Abajo y riendo suavemente, Jessica la esperaba con la jaula de Yanis en la mano, la cual se recolocaba tranquilamente las plumas con el pico.

-Cariño, así vas a despertar a los vecinos o a acabar cayéndote por las escaleras- dijo amablemente mientras dejaba la jaula a un lado y subía para ayudar a su hija a bajar el baúl, cogiéndolo del lado contrario -. Mejor entre las dos- Divi asintió sonriendo de medio lado, y comenzó a bajar con su madre, dejando el baúl en el suelo tranquilamente nada más llegar -. Bueno, coge tu a Yanis que ya tiro yo del baúl para meterlo en el coche, y vamos, a ver si encontramos a la tía antes de que salga el tren- la rubia corrió a coger a jaula de Yanis y abrió la puerta para que su madre también pasara.

No mucho tiempo después, Jessica ya estaba aparcando el coche a la puerta de la estación de tren. Divinity salió la primera para coger un carrito y poner encima el baúl y la jaula de Yanis mientras Jessica se encargaba de sacar el equipaje haciendo acopio de todas sus fuerzas. Entre las dos consiguieron subirlo al carrito y ataron el baúl con las gomas, poniendo encima la jaula de la lechuza que, durante el camino, se había quedado dormida.

Caminaron por la estación hasta llegar a los andenes 9 y 10, dirigiéndose hacia un enorme muro de ladrillo que los separaba a ambos, muro a través de cual los alumnos de Hogwarts y sus familiares llegaban al andén 93/4, donde el Expreso de Hogwarts esperaba cada 1 de septiembre para llevar a los alumnos a la escuela. Divi y su madre se colocaron delante del muro y, tras percatarse de que nadie las miraba, caminaron decididamente hacia él, traspasándolo en tan solo un instante.

Poco a poco empezó a materializarse ante sus ojos la enorme estación, abarrotada de alumnos con sus padres que metían los equipajes en los compartimentos y bajaban a continuación para seguir hablando con sus padres antes de partir hacia la escuela. Jessica y su hija miraron a su alrededor un instante, intentando dar con los Weasley.

-¿Dónde estarán tu tía y tus primos?- preguntó Jessica mientras se rascaba la cabeza en una pose un tanto infantil. Así vistas las dos juntas, casi parecían hermanas en vez de madre e hija, ya que Divi era casi exacta a su madre. De repente, la muchacha dio un pequeño salto y tiró de la manga de su madre sonriente, señalando hacia un par de cabezas pelirrojas que destacaban entre la multitud.

-¡Allí mamá!- exclamó ilusionada. Jessica se dio la vuelta y, al verles, sonrió ampliamente, comenzando a caminar hacia allí, empujando el carro con el equipaje mientras Divinity caminaba detrás, con las manos en los bolsillos, mirando a su alrededor despreocupadamente. De repente, chocó contra alguien y cayó de bruces al suelo, cerrando los ojos por el impacto -¡Ay mamá! ¿Por qué avisas de que frenas? Deberías ponerte intermitentes- dijo tranquilamente mientras se incorporaba, pero cuando miró al frente no vio a su madre, sino a un muchacho de negros cabellos y azules ojos, con una extraña tristeza reflejada en su mirada. La rubia enarcó una ceja, estudiándole durante un segundo. Era bastante más alto que ella, la piel del muchacho era tan pálida o más que la de ella misma, su rostro era realmente hermoso, arrebatador a los ojos de cualquier jovencita, lo que contrastaba con su mirada y con su pose, que era orgullosa y altiva. Divi se fijó en que tenía las manos vendadas, pero no le dio mucha importancia al asunto. Se rascó la cabeza y carraspeó levemente –Lo siento, la próxima vez mira por donde vas- y sin decir más, pasó por al lado del muchacho, que se la quedó mirando extrañado por su comportamiento, y corrió hasta alcanzar a su madre. Frente a ellas pudo ver cómo su tía Molly alzaba los brazos alterada, dándoles órdenes a Fred y George, que se reían y hacían muecas solo para fastidiarla. Jessica y su niña rieron por lo bajo y caminaron decididas hacia ellos.

-Buenos días Molly, chicos- dijo Jessica tranquilamente. Molly se giró hacia la mujer y sonrió ampliamente, tomándola de las manos.

-Jessica, querida, qué suerte que estés aquí, a ver si me ayudas con estos dos, que no paran ni un momento, y como Bill y Charlie están con Ginny y Ron…- suspiró la mujer mientras Divinity se colocaba al lado de sus primos, sonriendo ampliamente. Fred y George, al verla, pasaron sus brazos uno por la cintura y el otro por los hombros, dejándola en medio.

-¡Vaya! ¡Pero si es nuestra queridísima prima!- exclamó Fred sonriendo ampliamente.

-Prima y compañera de fechorías, que no se te olvide- rió George.

-¡Soltad a vuestra prima ahora mismo!- exclamó Molly, lo que hizo que sus hijos soltaran a Divi, la cual se acercó a su tía, besando sus mejillas y dándole un abrazo, al cual Molly contestó encantada –Di, cariño, tú no te dejes liar por estos dos ¿eh?- dijo tranquilamente mientras la muchacha sonreía ampliamente.

-Tranquila, tía, yo les vigilo- rió suavemente.

-Vamos chicos- dijo Jessica dando un par de palmadas -, meted las cosas en los compartimentos que el tren va a salir enseguida- Divi se giró hacia su madre, abriendo los ojos como platos.

-¡Pero mamá! ¡Si no he podido ver ni a Bill ni a Charlie!- se quejó cruzándose de brazos.

-Por eso no te preocupes cariño- se adelantó a decir Molly tranquilamente -, los verás antes de lo que crees- los gemelos enarcaron las cejas mirándose y se abalanzaron sobre su madre, tomándola cada uno de un brazo.

-¿Por qué mamá?- preguntó Fred mimosamente.

-Sí mamá ¿Qué has querido decir con eso?- preguntó George del mismo modo, pero Molly se limitó a sonreír a ambos de manera maternal.

-Vamos, chicos, no seáis impacientes, ya lo veréis- de repente, frunció el ceño y señaló a los equipajes -. Arriba ahora mismo ¡Vamos!- los gemelos y Divinity se despidieron de las dos mujeres y subieron el equipaje al compartimiento, asomándose después a la ventanilla, sacando las cabezas a través de ella –¡No os portéis mal1 ¡No quiero que me escriban diciéndome que habéis vuelto a hacer de las vuestras!

-¡Di cielo, escribe pronto!- exclamó Jessica.

-¡Tranquila, mamá! ¡Tendrás carta mía cada semana! ¡Dale un beso a papá de mi parte y dile que le quiero mucho!- exclamó la muchacha.

-¡Eso, eso! Tú dile lo mismo que la prima a papa de nuestra parte, mami- dijo Fred.

-¡Menos lo de que le queremos mucho, que queda cursi!- agregó George entre risas. En ese instante, Bill y Charlie se acercaron a Jessica y a Molly -¡Ey, ey! ¡Bill! ¿Qué es eso de que os veremos antes de lo que creemos?

-¡Eso, eso! ¡Que mamá no dice nada!- exclamó Fred mientras Divinity saludaba a sus primos con la mano. Charlie le guiñó el ojo y Bill se limitó a sonreír a los tres.

-¡Ya os enteraréis, no seáis impacientes!- dijo Bill gritando mientras Molly corría hacia un par de compartimentos más a la derecha, de donde estaban Ron y sus dos amigos, de los cuales se despidió largamente, recordándoles que debían ser buenos y no meterse en ningún lío.

Enseguida sonó el silbato que avisaba de la salida del tren y las puertas de los vagones se cerraron mientras los padres y hermanos de los alumnos se despedían alegremente de los chicos, los cuales sacaban las cabezas por las ventanillas, gritando y lanzando besos. De repente, Divi volvió a ver a aquel extraño y triste muchacho, lo que hizo que enarcara ambas cejas antes de perder de vista no solo al muchacho, sino también a su madre, a su tía y a sus primos, al igual que a la estación, que fue quedando atrás mientras el tren comenzaba su largo viaje. La rubia se dejó caer en su sitio con los ojos cerrados mientras Fred y George sacaban de sus bolsillos varias varitas de regaliz y grajeas de todos los sabores. Pero poco tiempo pudo estar Diviniti pensativa, pues a los pocos segundos, la puerta del compartimiento se abrió de un fuerte golpe y las cabezas de Lee Jordan y de Ytzria aparecieron con una amplia sonrisa cómplice en sus labios.

-¡Ey! ¡Por fin os encuentro! ¿Qué tal el verano, tíos?- preguntó mientras tomaba asiento al lado de Divinity, la cual le dedicó una encantadora media sonrisa.

-¡¡Hola!!- exclamó Ytz, metiendo como pudo el baúl con la ayuda de Fred, que, caballerosamente, la ayudó a subirlo con los demás antes de sentarse y dejar que la chiquilla se sentara sobre sus piernas.

-Pues genial, al final vamos a poder llevar a cabo nuestros planes de futuro- explicó Fred, metiéndose a continuación una varita de regaliz en la boca, mascándola mientras su hermano cogía grajeas y las tiraba al aire, intentando cazarlas con la boca.

-¿Planes de futuro?- preguntó extrañada Divinity mientras se giraba para mirarles a los tres. Fred y George se miraron de manera cómplice y después asintieron mirando a su prima.

-Es que hemos pensado- comenzó Fred, pero George le cortó.

-Que no queremos continuar estudiando después de Hogwarts- explicó George, pero antes de poder continuar, Fred se adelantó.

-Así que vamos a ser empresarios y a abrir una tienda de bromas en el Callejón Diagón- ambos gemelos hincharon orgullosos el pecho, observando la reacción de su prima y su amiga, las cual comenzaron a reír animadamente.

-Estáis locos ¿De dónde vais a sacar todo ese dinero? Montar un negocio requiere de...- pero antes de poder continuar, Fred asintió y alzó la voz por encima de la de su prima.

-¡Eso lo sabemos! Pero poco a poco nos haremos con el dinero.

-Eso Divi, confía en nosotros anda- ambos pusieron carita de no haber roto un plato en su vida. Sabían que cuando se ponían así, la bruja era incapaz de recriminarles, por lo que la muchacha suspiró asintiendo.

-Está bien, está bien, confío en vosotros- sonrió de medio lado.

-¿Entonces probaréis con nosotros los productos en Hogwarts?- preguntó Lee con una maliciosa sonrisa dibujada en sus labios. Las dos rubias se miraron un instante entre ellas antes de mirar a Lee, asintiendo con una amplia sonrisa en sus labios. Lee pertenecía a la misma casa que los gemelos, a Gryffindor, era el comentarista de quidditch durante los partidos y a lo largo de estos, la profesora McGonagall siempre le llamaba la atención por los comentarios que hacía. Pero a Divi y a Ytz les parecía un muchacho muy gracioso, era tan alegre como los gemelos, y contrastaba con ellos ya que su piel era muy oscura y su pelo negro iba recogido en multitud de trencitas. Entre los cinco formaban un grupo bastante pintoresco pero, a pesar de eso, jamás se aburrían y siempre tenían algo que hacer para matar el tiempo.

Cuando pasó el carrito de los dulces más o menos a la hora de comer, Fred y George compraron varias varitas de regaliz, tantas como para dar de comer a un regimiento, mientras que Divi se conformó con comprarse una rana de chocolate y compartirla con su amiga mientras jugaba al ajedrez mágico con Lee, el cual, después de tres partidas perdiendo, consiguió que quedaran en tablas. Divi jamás jugaba en casa al ajedrez, ni su madre ni su padre sabían, por lo que quien la había enseñado había sido su primo menor, Ronald, y siempre que iba de visita a La Madriguera, sacaba un poco de tiempo para echar una partida con él. Como de costumbre, la rubia acababa perdiendo.

De repente, la alterada y excitada voz de George, la sacó de sus recuerdos, de su concentración por pensar qué movimiento realizaría en ese momento Ron para impedir que Lee pudiera comerse uno de sus caballos, que parecía cercado.

-¿Os enterasteis de lo que pasó durante los Mundiales?- preguntó mientras se recostaba, subiendo las piernas sobre su hermano, el cual, de un empujón, se las bajó de nuevo.

-¿Te refieres a quién ganó?- preguntó la bruja, mirando a sus primos –Papá dijo que ganó Irlanda, aunque fue Bulgaria quien atrapó a snitch- explicó Divi, parpadeando un par de veces, pasando la mirada de uno a otro.

-¡No!- exclamó Fred meneando la cabeza –Nos referimos al altercado en los Mundiales ¿No sabes que alguien hizo la Marca tenebrosa en el cielo y los mortífagos sembraron el terror?- preguntó con los ojos abiertos como platos.

-Los mortífagos me dan miedo- murmuró Ytzria, refugiándose entre los brazos de Fred, que la abrazó mimosamente contra su cuerpo.

-¡Claro! Por eso mamá y papá estuvieron tan nerviosos el día de la final. Esa noche llamaron a papá para que regresara al Ministerio a ayudar pese a que él es un inefable- dijo la muchacha con el ceño ligeramente fruncido, pensativa.

-No veas, le echaron la culpa a una elfina doméstica- explicó George.

-¿A una elfina?- preguntó Lee sin comprender del todo.

-Sí, a la elfina del señor Crouch, el Oficial del Ministerio, el hombre y hielo, ya sabéis- dijo Fred, aún abrazando contra sí a su amiga, mirando fijamente a Lee y a Divinity, que se miraron sin comprender, observando después a los gemelos, los cuales resoplaron incrédulos.

-¿No te ha contado nada tu padre Divi? Bartemius Crouch ha sido el que ha tomado medidas más drásticas contra los mortífagos… ¡Mandó a Azkaban a su propio hijo! Estaba en los Mundiales, como es normal, y encontraron a su elfina domestica con la varita de Harry y resulta que ella había invocado la Marca- explicó George.

-Crouch estaba furioso con ella. La ha liberado y creo que la pobre se lo tomó muy mal ¿Sabéis? Yo no creo que ella lo hiciera ¿Cómo iba una elfina a coger una varita y hacer un hechizo como ese?

-Yo estoy contigo, tío, es muy extraño que haya sido ella- dijo mientras se metía una varita de regaliz en la boca, cerrando los ojos –Quizaz adguien cogio da vadita de Haddy y luego la dejo cedca de donde eztaba la edfina y ella da cogio ¿No?- preguntó hablando con la boca llena. Los demás asintieron firmemente mientras se miraban entre sí. Realmente el incidente era muy raro y las pruebas poco esclarecedoras ¿Una elfina invocando la Marca Tenebrosa? Y peor aún ¿La elfina de un Oficial del Ministerio tan popular como Crouch?

Pero no era tiempo de preocuparse por eso, la tarde estaba cayendo y en muy poco tiempo llegarían a la estación de Hogsmeade donde los carruajes de Hogwarts les llevarían hasta allí para acudir al banquete de bienvenida de cada año. Divi estaba muy contenta de poder volver allí, de poder seguir aprendiendo y divirtiéndose con sus primos, de poder ser una adolescente normal y corriente pese a no estar a gusto con sus compañeros de casa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Uah k mona *-* Yo tb te tengo agregadita y voy a leerme TODO el fanfiction que lo sepas!!

Kisuus!

Anónimo dijo...

Me lo he leído entero!! Continualo >0<

Pero que tenga un final feliz onegai >0<

Anónimo dijo...

^^ Me gusta que hayas puesto los capis a un lado del blog. Eso queda muy bien =)
Y sí, me lo voy leyendo *-*

Un beso, amor míooo!

(jeremierdaXD)